Reproduzco a continuación el prólogo, en español y en inglés, que acabo de escribir para el catálogo (ya impreso) de la próxima exposición de pintura que realizará en Madrid, en la Sala "esgá da" mi amigo el artista Lucrecio Oteiza, y que acompaño de las fotos de los cuadros citados en el texto. Espero que os guste tanto la pintura como el prólogo, traducido al inglés por Susana Oteiza y Lioba Simon.
LUCRECIO OTEIZA, EL ARTISTA SINCERO
Lucrecio Oteiza pinta lo que piensa. Por si esto no bastara, lo subraya a veces con palabras propias de grafitero. Y así, titula sus cuadros con frases breves del estilo SOMOS UNOS BURROS, por ejemplo, y nos dibuja unos burros semejantes a bisontes de Altamira. Con la diferencia de que él sí tiene agallas para firmar sus obras. Porque Lucrecio Oteiza, navarro recio, pertenece a esa clase de valientes insensatos capaces no sólo de correr un rato delante de los toros si se da la circunstancia sino, lo que es más importante, de lanzar sus verdades a los cuatro vientos. Encerrado en la isla de su estudio en el centro de Madrid, como un náufrago del siglo XXI, no para de dirigirnos mensajes embotellados.
Durante el tiempo que haga falta, Lucrecio redondea ideas en su cabeza como un río piedras rodadas, y al cabo ejecuta esas reflexiones con una energía fuera de lo común. Su creatividad se extiende entonces con rapidez hasta los confines del cuadro infinito. De esa conquista de nuevos territorios para el arte que emprende apasionadamente, queda el rastro visible de las ruedas dentadas de su imaginación, pues su autor nos muestra sin reparo bordes y contornos, en definitiva el artificio. Lo suyo es un striptease total del alma.
Lucrecio Oteiza es un artista que gusta de servirse de la simbología para expresar su sinceridad, como puede verse en estos “26 de 2”, de gran formato, que ha seleccionado para este catálogo. CANTO A LA LIBERTAD representa una especie de jaula con unos seres dentro, humanos, arañas o bacterias, que no encuentran la salida. Un cuadro éste que nos produce sensaciones orwellianas de control y desamparo. A muchas de estas obras ha adherido, además, para reforzar sus símbolos, pequeños objetos sabiamente distribuidos al azar, como granos de trigo con los que muestra su preocupación por la crisis de la civilización mediterránea. Pega también papelitos de colores; y en uno –el titulado FRACASO- ha utilizado su técnica PYR, del pegar y rasgar, en la que se revela como un consumado maestro.
Si Lucrecio fuera cantante, sin duda su especialidad sería la canción protesta; como es pintor, hace pintura denuncia. Fiel a sí mismo desde sus comienzos, siempre ha reflejado temas feroces en sus obras, como personajes hambrientos o pintadas de contenido demoledor o las dos cosas. De esas creaciones proceden estas otras más sutiles, por la carga metafórica que las recorre, pero igual de sinceras. Veintiséis cuadros de dos metros por dos metros, elegantes y espirituales, coloristas y bellísimos, incluso decorativos sin proponérselo. Pero no nos engañemos, Lucrecio vuelve a las andadas en su nueva línea de trabajo con los ahorcados/as que está realizando. Como un Obélix que se hubiese caído para siempre en la marmita del humor más negro. “Porque todos tenemos derecho a la horca”, añade off the record con una sonrisa que es más bien una mueca. Y quizá tenga razón.
Ramón Jiménez Pérez
Escritor y origamista
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.LUCRECIO OTEIZA, THE UPRIGHT ARTIST
Lucrecio Oteiza paints what he thinks. Not enough with this, occasionally he highlights his work with graffiti-style words. Thus he makes use of short phrases to name his paintings, for example, “WE ARE DONKEYS”, and then he draws donkeys resembling Altamira bison. However, there is a difference inasmuch as he has the guts to sign his work. A tough native of Navarre, he moreover belongs to that kind of foolish braves willing not only to run the bulls but also -and this is even more important- to throw his truths all over. Confined in his studio island in the centre of Madrid , like a shipwrecked sailor of the twenty first century, he keeps on sending bottled messages.
Mindless of the time spent on it, he rounds up all his ideas, like a river rolling stones, and eventually, with an uncommon energy, he comes up with his reflections. His creativity then quickly spreads to the borders of the infinite canvas. From these new territories passionately conquered for art there remains a visible trail of his imagination, like a trail of toothed wheels. Not faltering, the borders and contours of his craft are unveiled, coming close to a striptease of his soul.
As a proof of his uprightness, Lucrecio Oteiza, the artist, finds pleasure in displaying symbols in his work, as, for example, in the big size “26 OF 2” selected for this catalogue. “SONG TO FREEDOM” represents a kind of cage with some beings inside: humans, spiders or bacteria, who cannot find the exit. The work conveys Orwellian feelings of control and helplessness. In order to reinforce his symbols, in some works Oteiza has included small objects, like wheat grains, randomly distributed to show his concern about the crisis of the Mediterranean civilization. Sometimes he glues small pieces of coloured papers onto the canvas. In another, “FAILURE”, he uses his G & T -glue and tear- technique, in which he is an undisputed master.
If Oteiza were a singer, for sure his speciality would be the protest song. Yet he is a painter, and thus produces ‘protest paint’. Ever since his beginnings he has remained true to himself depicting fierce topics, such as hungry characters or demolishing situations, and sometimes both. These are followed by other more subtle creations, loaded with metaphoric connotations, albeit as sincere as the previous ones. The twenty-six paintings, sized 2 by 2 metres, are elegant and spiritual, rich in colour and beautiful; and against all odds they even are decorative. Yet, to be honest, Oteiza returns to his initial path in his new series of hanged men and women. As if an Obélix fallen forever into the cauldron of the blackest humour. “Because everyone has the right to gallows”, he adds with a smile on his face that rather looks like a grimace. And perhaps he is right.
Ramón Jiménez Pérez
Writer and origami artist