De mi reciente viaje a Malta, muestro ahora, aquí, un grupo de fotos que he seleccionado atendiendo a criterios tanto panorámicos como históricos, incluso legales, como veréis, así como de gusto estrictamente personal.
Inicio el reportaje con una foto de la bahía de St. Julián, cerca de la Valeta, y continúa con una del cuadro de Caravaggio, que se exhibe en la catedral de esa ciudad, titulado "La decapitación de San Juan Bautista", y que se considera "la joya de la Corona". Le siguen una foto del Grand Harbour, desde la misma fortificación de la Valeta. Hay también otra desde este puerto enfocando, a bordo de un pequeño barco, las murallas de la ciudad, así como otras del interior: una calle peatonal escalonada, la fuente de los Tritones, uno de los enormes bastiones que franquean la entrada en la ciudad. Hay algunas imágenes de leones: de la escultura de uno muy fiero agarrado a un escudo (porque no es tan fiero el león como lo pintan, pero ¿y como lo esculpen?), los hay también en bajorrelieve en un friso, en el llamador de una puerta, y también anunciando una marca de cerveza en un camión.
Como leones se defendieron los caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, en torno a los cuales gira la historia de este país. Fecha clave fue la de 1565, en que libraron un sangrienta batalla contra los turcos de Soleimán el Magnífico, al que ganaron en el famoso "Gran Asedio". En él, durante cuatro meses, 700 caballeros y 9.000 malteses se enfrentaron a 30.000 hombres y 200 naves turcas. La Orden, que se había trasladado a las islas maltesas en 1523 a cambio de una renta simbólica de un halcón al año a Carlos V, la abandonaron sin rechistar en 1798, cuando se lo pidió Napoleón. En tres días hicieron las maletas y nunca más volvieron. Ahora se los puede ver, como se aprecia en la foto, en las vitrinas de los objetos de regalo, a pie o a caballo.
Vienen a continuación algunas fotos del mar. Pongo una del puerto pesquero de Marsaxlokk con sus característicos "luzzus", barca de pesca de origen fenicio; y también de los acantilados entre esta población y Marsascala, que recorrí a pie. Por el camino, un sinfín de higos chumbos, esta especie de cactus, el "prickly pear", que da un fruto espinoso. Como puede verse, la gente escribe en ellos.
De aquí paso a la isla de Gozo, a bordo del ferry que veis, con la capital, Victoria, al fondo, a la llegada. En esta isla está el yacimiento arqueológico de Ggantija, del Neolítico, uno de los más importantes del país, si no el que más. En él, el mismo día que yo lo visité, un estudiante italiano fue pillado in fraganti mientras grababa sus iniciales en una de las milenarias piedras. Al día siguiente apareció la noticia, que he recogido, en el Malta Today del pasado 8 de marzo, con las consecuencias que se indican. Una cosa es grabar el nombre en un higo chumbo, y otra en una piedra megalítica, aparte de que en el higo chumbo es más fácil.
He seleccionado también unas fotos del Palacio del Inquisidor de Birgu, llamada la Vittoriosa, frente a la Valeta, con su sala de juicios y el gran letrero: "TODOS SOMOS RESPONSABLES". Las fotos más escabrosas os las ahorro. De las viejas calles de Birgu os muestro una en la que se pueden ver los famosos miradores de Malta.
Vienen después algunas de la Gruta Azul, al sur de la isla, que visité en el barquito de la foto. Al fondo, en el horizonte, el islote de Filfla.
De la Gruta Azul continué caminando hasta los templos prehistóricos de Hagar Qim y los de Mnajdra, frente al mar, construcciones megalíticas que me dejaron sin habla y que me confirmaron en mi vocación de arqueólogo.
Para terminar, otra vez en la Valeta, frente al "auberge de Castile et Leon" y en una calle anónima con este amigo, un gato maltés de lo más tranquilo. Lo saco en el reportaje porque sé que una persona al menos de las que andan por aquí los adora.
A pesar de lo mucho que he procurado resumir, disculpad la extensión. El día que nos veamos en persona, os contaré más cosas si queréis.