Me propongo ahora, al filo de la medianoche de este 16 de septiembre de 2014, mostraros unos textos y unas fotos de agosto de 1993. Pertenecen a la exposición de papiroflexia que hice en el café-coctelería "Lautrec", de La Coruña, cuado yo todavía vivía allí. Durante todo el tiempo que residí en esa hermosa ciudad a orillas del Atlántico me resistí a exponer las mejores figuras que salían de mis manos, a pesar de la insistencia con que mis amistades, que las veían en casa, donde pululaban por todas partes, me animaban a ello. Quizá el hecho de que el año anterior hubiera estado en Japón, conviviendo con origamistas profesionales como Fumio Inoue y Kyoko Takao, que me presentaron a los mejores maestros del momento, como Kunihiko Kasahara, Yoshihide Momotani o Akira Yoshizawa, considerado el padre de la papiroflexia moderna, así como la circunstancia de haber participado en varias exposiciones colectivas en Tokio, en cuyo montaje participé, fuera ablandando esa resistencia. Pero finalmente fue una causa benéfica la que me decidió.