martes, 16 de septiembre de 2014

MI PRIMERA EXPOSICIÓN DE PAPIROFLEXIA EN ESPAÑA

Me propongo ahora, al filo de la medianoche de este 16 de septiembre de 2014, mostraros unos textos y unas fotos de agosto de 1993. Pertenecen a la exposición de papiroflexia que hice en el café-coctelería "Lautrec", de La Coruña, cuado yo todavía vivía allí. Durante todo el tiempo que residí en esa hermosa ciudad a orillas del Atlántico me resistí a exponer las mejores figuras que salían de mis manos, a pesar de la insistencia con que mis amistades, que las veían en casa, donde pululaban por todas partes, me animaban a ello. Quizá el hecho de que el año anterior hubiera estado en Japón, conviviendo con origamistas profesionales como Fumio Inoue y Kyoko Takao, que me presentaron a los mejores maestros del momento, como Kunihiko Kasahara, Yoshihide Momotani o Akira Yoshizawa, considerado el padre de la papiroflexia moderna, así como la circunstancia de haber participado en varias exposiciones colectivas en Tokio, en cuyo montaje participé, fuera ablandando esa resistencia. Pero finalmente fue una causa benéfica la que me decidió.
Ese año de 1993, en plena guerra de los Balcanes, la ciudad de La Coruña acogió a un contingente de refugiados bosnios.  Gracias a un amigo médico que se implicó profundamente en proporcionarles ayuda profesional gratuita, conocí muy de cerca a varios de ellos. Las historias que me contaron, tan humanas y sobre todo tan atroces, me conmovieron profundamente. Eran gente variopinta, desde un cocinero a un jugador de ajedrez profesional, pasando por un cantante, también profesional, como era el que fue mi mejor amigo de ellos, Irfo Basic Miko, quien había podido escapar del país in extremis en compañía de su mujer embarazada. Si bien pertenecían a una región del mundo para mí entonces muy lejana, he de decir que su estilo de vida era totalmente occidental, tanto en su vestimenta como en general en sus costumbres, lo que propició que mi percepción de ellos, desde el primer momento, fuera de una gran cercanía. Hasta las canciones de Miko eran, me parecía, de corte romántico italiano.
Todo ello me impulsó a buscarle a este nuevo amigo con nombre de helado, como él mismo reconocía, algunos conciertos en los espacios de la ciudad donde se ofrecían habitualmente actuaciones. No siempre la suerte nos fue favorable, si bien hubo un local, el café-concierto coctelería "Lautrec" que abrió de par en par las puertas a Miko. Precisamente fue ahí donde decidí realizar mi primera exposición individual en España de papiroflexia, a fin de recaudar fondos para estos refugiados bosnios, como puede leerse a continuación en el folleto que editó para la ocasión el generoso dueño de ese establecimiento, David. Recuerdo que la recaudación de las ventas ascendió a cien mil de las antiguas pesetas y que ese importe se lo entregamos personalmente David y yo, en su integridad, a los representantes de las familias bosnias en la denominada Casa Cuna, institución de beneficencia atendida por religiosas donde se hospedaban.
Guardo un bonito recuerdo de esa exposición, en la que como puede apreciarse en las fotos coloqué las figuras en copas y peceras de cristal, peceras que conservo aún. Recuerdo también el concierto de clausura de Miko y a tantas personas que en aquellos días contribuyeron a hacer más llevadera la vida de estos refugiados que, en su mayoría, se han perdido ya en el pasado. En cuanto a la coctelería "Lautrec" ya no existe, pero es que el mundo ha cambiado mucho desde entonces.


















2 comentarios:

  1. Muy interesante concocer más sobre la larga trayectoria y pasión origamista de Ramón. Me confieso admiradora de su arte, incluida la escritura, y de su persona.

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    1. Muchas gracias, María, por tus palabras. Sólo por un comentario así merece la pena el esfuerzo de mantener un blog, un blog íntimo y sosegado, como yo quiero que sea éste. En él espero seguir dando noticias de mi actividad literaria y origamista. Me encantará que sigas leyéndome.

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