Me complace publicar a continuación la reseña crítica hecha por Ángel Basanta, Presidente de la Asociación Española de Críticos Literarios, a mi libro El baile del emperatriz.
EL BAILE DEL EMPERATRIZ
Ramón
Jiménez Pérez
Pigmalión. Madrid,
2012. 116 páginas.
Ramón
Jiménez Pérez (Ávila, 1957) es autor de obra corta y espaciada en sus publicaciones.
En 1987 ganó el premio Emilio Hurtado con Cuentos
estructurados, que era su primer libro de relatos. El segundo vio la luz en
2011, con prólogo de Javier Tomeo, bajo el título de Así me pierdo en las ciudades, en el cual se reúnen veintisiete cuentos
entre los cuales hay algún microrrelato. Y ahora se publica su primera novela, El baile del emperatriz, en realidad una
novela corta muy peculiar tanto en el conflicto narrado como en su composición
y estructura. Porque se trata de algo muy parecido a un mosaico despedazado en
donde las teselas son textos breves de un conjunto muy fragmentario en todo
caracterizado por la variedad y la diversidad de situaciones, ambientes, episodios,
tonos y actitudes que componen un texto proteico y multiforme dotado de una
elemental unidad por medio de algunos componentes formales y temáticos
hábilmente diseminados en sus páginas.
La
comicidad y el humor se adelantan ya al comienzo del libro, incorporando como
las tres primeras partes de su composición narrativa los antetextos de la
dedicatoria (“Al Buen Tuntún”) y la cita (una inscripción latina que
intensifica el tono zumbón de las historias que siguen), y el paratexto de la
contraportada en el que se adelanta el nombre del protagonista, Babel, y se
informa de su llegada a una ciudad innominada del Oeste y de sus primeras
andanzas en ella, para acabar dicha contraportada con el autobombo en clave de
parodia en que se reproducen algunos elogios hiperbólicos acerca de “Un libro
imprescindible” (La abuela del autor)”.
Las cuatro
partes que siguen desarrollan de modo fragmentario las peripecias del
protagonista anunciadas en la contraportada (parte III). En la IV, “Movies”, se suceden seis
textos breves algunos de los cuales funcionan como microrrelatos con resúmenes
de momentos de ciertas películas. La
V, “Insectos que tocan el agua con la punta de su barriga y
provocan ondas”, anuncia ya en el citado epígrafe su preferencia por las
situaciones sorprendentes tratadas con ingenio y mirada extravagante para favorecer
la comicidad y el humor hasta llegar al absurdo en las andanzas y visiones por
esa calle fantasmagórica por donde anda perdido el narrador y protagonista. Y
desde los textos fragmentados de esta parte V se manifiesta ya la recurrencia
de varios motivos que pespuntean el texto con la función de dar una mínima
unidad al conjunto. Los más importantes son la presencia del yo narrador y
protagonista, aun en su indefinición, la Calle Fantasmagórica
que frecuenta, el bar El Asturiano, la luna, la lluvia y, sobre todo, las
marcas de apelación a un tú amoroso ausente que parecen anudar como una carta
de amor un texto tan disperso y heterogéneo.
Las mismas
características se manifiestan en las partes VI y VII, con intensificación de
la oralidad en algunos fragmentos y el predominio general de la sucesión de
enumeraciones caóticas, encuentros fortuitos, sueños, pesadillas y figuraciones
delirantes entrelazadas mediante la libre asociación, llegando incluso hasta la
visión surrealista. Al final, tras una lectura que requiere hacerse con calma y
exigencia, lejos de toda búsqueda de fácil pasatiempo y diversión, queda la
historia rota de un vencido de la vida que arrastra su fracaso y su carta de
amor por bares y tabernas, dejando al paso fragmentos desgajados de su derrota
en textos heterogéneos, que unas veces se acercan al poema en prosa, otras al microrrelato,
a menudo salpicados de palabras en otras lenguas, con frecuencia impregnados de
comicidad y humor en múltiples juegos verbales
con lugares comunes y frases hechas, bien integrados en una prosa de
sencilla elaboración estilística.
ÁNGEL
BASANTA