Tomé esta fotografía de la tumba con la escultura del entrañable escritor danés cuando le visité en el cementerio donde está enterrado en Copenhague en agosto de 2005.
Autor de numerosos cuentos, está de actualidad, en mi opinión, especialmente por uno: "El traje nuevo del emperador". Todo el mundo, menos un niño, ve lo que hay que ver según las consignas oficiales. En estos tiempos líquidos, en los que todo se manipula y tergiversa, en los que no existe la verdad, ni el honor ni la palabra, debería considerarse a este escritor como un visionario en la línea de los grandes de la ciencia ficción que adelantaron el futuro, desde Julio Verne a Ray Bradbury.
Como nota a pie de página diré que Andersen era un viajero precavido. Cuando debía hospedarse en un hotel, llevaba consigo una soga por si debiera descolgarse por la ventana con la ayuda de ella. En aquellos tiempos los incendios eran frecuentes y los viejos edificios de madera en seguida ardían.
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