Lo de las caras, los rostros, merece la pena conversarse un poco. Hay quien fabrica máscaras en madera o en papel maché. En mi caso, las hago de origami, en papel plegado. Somos personas especialmente atentas a la expresividad de la mirada, de la sonrisa, o a la falta de ellas. Pero la afición a ver caras, rostros, máscaras, en cualquier parte, es universal. Aquí, debajo, inserto la foto de "la cara de viejo", un bloque enorme de granito donde la imaginación de la gente ha querido ver desde que yo recuerdo la cara de un viejo. Se aprecian con nitidez el ojo y la nariz, y se ve también, coincidiendo justamente con los arbustos, la oscura línea de la boca. Una boca en la que de vez en cuando alguien coloca piedras a modo de dientes. Esta enorme máscara de piedra esculpida por la Naturaleza se encuentra en uno de los mejores paisajes graníticos de la Península Ibérica. Espero que os guste.
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