Por su interés, dada la originalidad y coherencia del método de análisis de textos literarios ideado por el escritor y escultor Xosé Azar, publico a continuación el estudio que ha hecho de mi novela El baile del emperatriz.
Análisis de Xosé Azar
de la novela de Ramón Jiménez Pérez El baile del emperatriz.
Estimado Ramón:
En Poética
formal, que se puede ver en xoseazar.es, intento
un método de análisis ideado en principio para los poemas y los dramas, pero extensible
a los relatos y al arte en general. Voy a valerme de él en el estudio de tu
obra, advirtiéndote que tal vez sea demasiado riguroso, pues la novela siempre
ha sido más libre, y la tuya lo es mucho; pero tiene la ventaja de que analiza
la forma, por primera vez, de una manera sistemática, y esto tal vez te sea
útil a ti que, por lo que he visto en el libro de cuentos, tienes grandes
preocupaciones formales.
En la contraportada se
dice:
“El protagonista...
sacudido en el epicentro de su ser /+/ por un desamor, inicia una nueva vida en
una ciudad desconocida /x/ al ritmo del baile de San Vito”.
Éste debe ser, pues,
el fondo de la novela, que tendría dos aspectos: el problema amoroso y la
ciudad desconocida, tal vez lo segundo para liberarse de lo primero; pero del
pasado amor hallo sólo alusiones vagas, que podrían ser el trasfondo si fuesen
la raíz profunda; el fondo real es el conflicto de un agonista solitario con un
entorno más o menos hostil, al que pretende sobreponerse, primero mediante la
burla y después con más hondura.
Si miras, Ramón,
la obra indicada verás que allí se dice que en un poema o en un drama puede
haber 10 categorías formales, separables en tres grupos: la armonía o síntesis,
con tres posibilidades: contraste /+/(contrasentido), semejanza /=/(consentido)
y absurdo /x/(disentido); la melodía o adición, con otras tres posibilidades,
que son el aumento o disminución (sosentido), la reiteración (resentido), y una
secuencia loca (sinsentido); y un tercer grupo que llamo ‘imaginario’
que es privativo de lo literario y tiene cuatro formas: el sugerir
quedando el poema o el relato un poco en la oscuridad (insentido); lo
relacionado con la metáfora y el símbolo (antesentido); una tercera clase que
trata de la escisión entre dos universos de realidad diversos, por ejemplo si
el novelista deja, por un momento, la trama de la novela y se pone a hablar de los
problemas con su mujer (entresentido); y finalmente, las transformaciones, que
hacía por ejemplo, Kafka al convertir en escarabajo a su protagonista
(trasentido). Vamos a ver si estas formas se realizan en tu novela; a mí me
importa mucho que así sea, porque de este modo se confirmaría la posibilidad de
extender al relato este sistema.
Con respecto a
la síntesis, te vales con frecuencia del disentido, ya
en el título”El baile del /x/ emperatriz.
La Contraportada es
un primer relato de cinco páginas en tercera persona dedicado a un café-bar,
motivo al que se volverá con frecuencia y que es por lo tanto un elemento
formal (resentido), lo mismo que el antiguo amor, que aquí aparece también por
primera vez, tal vez en antesentido. El comienzo es una secuencia de
disentidos:
“Babel, el
protagonista de esta historia, llega a la Muy Noble y Muy Leal (y Muy lluviosa)
Ciudad del Oeste de X cierta tarde en que lo primero que hace es
acercarse a la playa, /x/besar sus chinitas con unción, y guardar un minuto de
silencio /x/ por un caballito herido en una pata, /x=/ un lejano caballo de
ajedrez que debería /x/ haber volado hasta allí para curarse”.
Sintetizar así te
encanta y toda tu obra está llena de esta forma, dándole, en los casos de mayor
acierto, como es el anterior, un aire de locura y gracia.
Comienza la sección
IV, titulada Movies, compuesta de seis textos:
El primero es un
microrrelato contrastado (una /+/después de ‘inesperado’);
el segundo, otro,
sodescontrastado;
el tercero es otro,
soconestado;
el cuarto es
socontradestante;
el quinto es
reconestante y
el sexto es
socontradestante.
Comienza la sección V,
de título destante con respecto al contenido.
Algún texto alcanza la
forma imaginaria, como el primero, que es antesocontradestante;
el segundo es sólo
recontradestante;
el tercero destante,
como una greguería,
el cuarto es un poema
con emoción y sin basarse en la listeza, y que por lo tanto va creciendo hasta
llegar a un tránsito (aquí es la referencia al amor). Tiene un fondo erótico de
alcance y está muy formado: antedescontrasinestancia.
Y así podríamos seguir
analizando. Generalmente se basan estos textos en la forma sin:
secuencia loca; he aquí un excelente ejemplo, que comienza en la entrestancia,
para luego explayarse sinestante:
“Me espejo sobre el
libro. Me trago un brebaje cartagenero bonito y pronuncio: EL VALS DEL
EMPERADOR, y a sus órdenes acontece la explosión de las paredes, el viento
sobre las hojas, la lluvia de las palabras, el gemido de la carne, el
prendimiento de las luces, el vals del Emperador, la rijosidad de los
ordenanzas, el Sol de medianoche, el mar embravecido, el niño aperitivo, las
Arcas de Noé, las carreras de burros, las fotos apaisadas, los forajidos de
leyenda, los papagayos volantes”(...)
y se va
exacerbando, es decir, combinándose el formante sin con
el so;
en la p.46 el agonista
regresa al café-bar;
en la 48, otro poema
antesocondestante; al sentimiento de paz le pone coto la última destancia;
en la 55 otro
excelente sin, más expresionista:
“Borrachos rehogándose
en las depresiones del terreno, camiones cisterna haciendo sus necesidades
reglamentarias, pianos (...);
Noto a
veces exceso de disentido y sinsentido: habría que combinarlos más con
las otras síntesis y adiciones.
Comienza la sección VI, de titulo antestante, de textos más
largos y de más fondo; a veces recuerdan los Poemas humanos, de
Vallejo; otras, las Iluminaciones, de Rimbaud. El sentido se capta
sólo vagamente; cuando hay emoción es insentido; cuando no, se queda en enigma.
Conforme vamos llegando al final aumenta el puterío, como en
el Ulises, al que se va pareciendo El baile cada vez
más, pues también allí se recorre la ciudad, que aquí es A Coruña, se pueden
identificar algunos lugares.
La novela adquiere una mayor concreción en el tema de la
desnudez (72-76), que más bien se adivina, por el estilo elusivo. Hay trozos de
una síntesis muy expresiva:
“Un tropel de manos saturadas de onanismo y nicotina se me
abalanzaron entonces, oblicuas, volando a su despegue inicial una voluminosa
pila de revistas pornográficas que se amontonaba escondida tras los impresos
del día y turnos de personal./+x/ Pero yo me desvirtué
en grititos improvisadamente estudiados, y abandoné aquella
lata de ahumados por la puerta principal./ante des/Y gracias a Dios pude
cumplir con su sexto mandamiento (...) “
Sorprende este recurso último a la moralidad, y hace gracia su
mojigatería. Ésta es la aventura más comprometida, mostrada en
insentido; le sigue la secuencia de la persecución.
Trasentido:
“Veva suele meterse a tomar café en bares de viejos, se sienta
a la barra cruzada de piernas mientras afuera la lluvia, pertinaz y parabólica,
forma invisibles pero caudalosos ríos interiores” (83).
Sección VII. La novela que comenzó juguetona se va
adensando, ‘uliseando’.
Aparece de nuevo el café-bar.
La aventura del embarazo es escarnio: juntanza de /+/ y /x/,
de la veta hispánica más honda: Quijote, Goya, Valle;
vuelve la fantasía con la aventura del bidón;
vuelve “El asturiano”;
vuelve el amor antiguo como llamada de auxilio;
en el final el fondo se empareja con la forma, y la novela
acaba en el baile fantástico que anunciaba su título.
Ahora tendría que condensar estas observaciones en una
definición, como hago en la poesía lírica y dramática. Lo que quieres expresar,
la idea, hecha de sentimiento y conocimiento, en el sentido que le
da Freud en la Interpretación de los sueños, es el fondo; de
la forma ya hemos hablado, habría que ver cuál es la dominante y luego
intentar relacionar las dos cosas para ver si se corresponden; ésta sería la
tarea, que aquí tan sólo indicamos; tal vez realice un estudio exhaustivo en el
cuento La llamada, de tu
libro de relatos “Así me pierdo en las ciudades”. Está claro que
en El baile se trata de un intento de integración de un
individuo nuevo en una ciudad, al estilo de Charlot y de los Hermanos Marx, y
del Ulises, por lo que le viene bien la forma dominante, la
sinestancia. El agonista consigue su integración sólo a medias, pues si bien es
verdad que al final bailan todos con él, intentó parir y se burlaron arrancándole
las muelas. Pero prima la alegre fantasía sobre el duro escarnio.
Mucho más se podría hablar, pero vez te sea oscuro mi
planteamiento, ya me dirás.
Se trata de una obra ambiciosa, más en la forma que en el
fondo, que servirá de comienzo a otras, en las que estos dos elementos
fundamentales del arte se combinen de una manera aún más entremezclada.
Un abrazo,
Pepe
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