sábado, 17 de agosto de 2024

LAS CUEVAS DE SÉSAMO





Hace poco visité las Cuevas de Altamira y me hice muchas preguntas acerca del Paleolítico Superior. 

Estas otras cuevas, de las que hablo ahora, tienen que ver con el mágico "Ábrete Sésamo" de las Mil y una Noches. De ahí tomaron su nombre en los años 50 del pasado siglo cuando el empresario Tomás Cruz, amante de la literatura, las abrió para dar cabida en ella al tesoro cultural de los premios Sésamo de cuentos, que luego cambiaría a novela corta. Yo asistí en un par de ocasiones al acto de celebración del fallo, con la emoción de la decisión del jurado y un ambiente de lo más interesante a base de buena conversación regada por abundante sangría de vino, la especialidad de la casa. El espacio estaba formado realmente por cuevas a diferentes alturas conectadas entre ellas, construidas con el ladrillo típico del Madrid antiguo, que aún se puede ver en otras cuevas de la ciudad dedicadas a bares y restaurantes. 

Pero "Las cuevas de Sésamo", con el tiempo, se transformaron, como puede verse en la tarjeta de visita de abajo...La otra noche, paseando por la calle del Príncipe, que era su lugar de ubicación, quise saber de ellas y busqué la puerta de entrada. Allí me recibieron calurosamente dos inmigrantes africanos que me invitaron a pasar y me entregaron esa tarjeta del nigh club en que ahora se han convertido.

"Bajad a estas cuevas como el Dante", decía antes un letrero en la puerta de acceso a la escalera que descendía hasta ellas. Ahora, ya no sé si han quitado esa frase porque no pasé.

 En todo caso: ¡ÁBRETE SÉSAMO!


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