De mi reciente estancia en Cracovia, destaco mi visita al Museo Schindler. Dado lo terribles que son algunas de las escenas que pueden verse en videos, o las fotos mostradas, o los objetos expuestos en vitrinas en ese museo, sólo mostraré las imágenes que a mi juicio, y en compensación a las atrocidades mostradas, sirven para dignificar al ser humano, personalizado en este caso en la figura de Óscar Schindler. En una de las fotos puede conparársele, a él, el real, con el Liam Neeson protagonista de la película de Steven Spielberg, "La lista de Schindler", que he vuelto a ver hace unos días. "Quién salva una vida salva al mundo entero", se dice debajo. Y esta es la frase que los judíos supervivientes graban en la pieza dental de oro de uno de ellos, convertida en anillo que regalan a Óscar, apesadumbrado a pesar de todo por no haber podido salvar a alguno más. La carátula de la película recoge muy bien el detalle tan importante de la niña de color rojo, inocente, caminando entre tanta maldad tenebrosa. Y aquí guardo silencio, e señal de respeto hacia esa niña, hacia Óscar y todas las demás personas que fueron víctimas de aquellos tiempos lamentables.
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