Como el otro día hablé de infelices ratones que caen en trampas, hoy me referiré a sus sempiternos enemigos los gatos, que también son atrapados. Así pasa en Friburgo, según esta vieja noticia de 2001, en que todavía se los comían, y es de suponer que más de 20 años después sigan haciéndolo.
No sería pues aplicable en Friburgo el dicho español de "dar gato por liebre", pues es precisamente el gato lo que se busca, su exquisitez.
Se suele decir que sobre gustos no hay nada escrito, pero en realidad sí hay mucho escrito, solo que nada es definitivo, pues los gustos cambian según los países y las personas e incluso nosotros tenemos percepciones distintas de las cosas a lo largo de nuestra vida. Claro que algunos son firmes en sus gustos y jamás los modifican. Por ejemplo, ¿es posible que alguien deteste las aceitunas desde su nacimiento hasta la muerte? Es increíble pero así es.
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