El proceso de creación es misterioso. Desde el momento en que se forma una idea en la cabeza y se comienza a escribir hasta que la historia acaba impresa en un libro, el camino a recorrer es fascinante, por los hallazgos y sobresaltos que se suceden unos a otros, también el dolor y el miedo. Me gusta asociar algunos tiempos de mi vida, para marcarlos para siempre en mi memoria, con historias que he leído y me han gustado especialmente de otros autores, como ese cuento del renacimiento italiano contenido en el libro cerrado que puede verse en la foto, en la terraza de un hotel en Benidorm en enero de este año; o como esa historia que he empezado a escribir en una cafetería junto a la plaza mayor de Cracovia, a mano, en una libreta. Una idea fulminante que se me ocurrió después de cenar en un bonito restaurante polaco, y que me llevará todavía un tiempo terminar, pero que ya asocio para siempre a mi viaje a ese país.
Escribir es placer y es dolor al mismo tiempo, ¿cómo se puede explicar esto? Bastaría con leer buenos libros. ¿Por qué escribir entonces, por qué añadir sufrimiento al placer de la lectura con la escriturade historias propias? Esta es otra pregunta difícil de responder, pero en algún momento es posible que la responda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario